Mi primer Encuentro Nacional de Mujeres (Chaco 2017)
Mi sentimiento, mi convicción y mi compromiso con la causa del feminismo fue y volvió igual de grande, siento que siempre supe lo que era y siempre lo viví así de enorme.
Es una causa que no dudo en ningún momento de mi cotidianidad.
Constaté una vez más que no estaba equivocada, que era así de enorme como lo sentía. Que no estamos solas, que somos muchas y a pesar de tantas diferencias nos movilizamos para dar discusiones, para escucharnos, para aprender de nosotras y para apoyarnos unas a otras.
De este encuentro aprendí que lo que da la otra por una puede ser innumerable y muchas veces desinteresado porque si algo nos une es ese lazo enorme que nos hace compañeras en el camino.
No hay cosa más linda que cruzarnos en el encuentro y notarnos liberadas, notarnos distintas por el sólo hecho de estar ahí, JUNTAS.
Viví un ida y vuelta de preguntas, respuestas y propios cuestionamientos porque si para algo nos encontramos es para cuestionarnos entre todas y si nos lo permitimos, aprender de la otra. A veces los mejores aprendizajes no son los que nos llevamos de las conclusiones de un taller, los mejores aprendizajes los vivimos colectivamente. Los vivimos descubriendo que si bien todas transitamos caminos de deconstrucción distintos, siempre hay una que ya lo pasó y está ahí para ayudarte, para transitar con vos o simplemente para hacer que tu paso por él sea distinto y mejor al suyo.
Una plaza repleta de mujeres libres, sin corpiños opresores, sin sociedad condicionante, mujeres de todos los lugares. Es sentarse y mirarlas, mirarnos tomando unas vacaciones de la violencia, de la opresión y de los mandatos sociales que pretenden que cumplamos.
Vivir una marcha multitudinaria es sentirse parte de una columna inmensamente cuidada por tus propias compañeras. A la hora de correr somos miles saludándonos brujamente, algo tan simple como un grito interrumpido por tu mano, significa tanto en un mar de mujeres que te hace sentir parte de eso. Cantar con ellas hacia la gente que pasa desinteresa por la calle, lleva una fuerza inigualable, a mi me daría vergüenza no actuar frente a ese pedido.
Una organización enorme, una provincia que nos abraza. Nos tienen miedo porque no nos agarran
a todas juntas, si te atacan te buscan sola o en pequeños grupos pero nunca en esa ola de mujeres
que golpea y nadie la para.
Tiemblen que las brujas hemos vuelto y somos un montón.
Por eso nos abrazamos y esperamos volver a vernos en el próximo encuentro, encontrarnos y no tener que lamentar la pérdida de alguna compañera. Es vernos ahí y esperar volver a encontrarnos y ser cada vez más Talleres para todos los gustos porque las mujeres estamos inmersas en todos los ámbitos y somos así de diversas.
Agustina Vilte, Tucumán.
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