"Defender la alegría, organizar la rabia"
Una amiga que vive lejos me dijo de un día para el otro: "che, ¿vamos al Encuentro Nacional de Mujeres?". Aunque no sabía en qué provincia se iba a realizar, ni en qué fecha era, ni como se desarrollaba el evento concretamente, mi respuesta fue automáticamente sí. Quizás sea un chicleé decir que las redes sociales son como un mundo contiguo de este, pero fue hasta ahí que llegaba mi "militancia" feminista. También fue media ellas que conocí la existencia del encuentro, admirando a muchas mujeres que iban cada año y que expresaban el feminismo en las calles y en el día a día.
Sacamos el alojamiento y los pasajes a Chaco unos cuatro meses antes. En ese tiempo nos fuimos poniendo cada vez más ansiosas, viendo como se iban organizando las demás y conociendo mejor de que se trataba el encuentro. Todo lo que imagine en ese tiempo no tiene comparación con la mezcla de sentimientos que se generaron desde el primer día en el estadio Sarmiento de Resistencia. Fue tan reconfortante sentarse en el pasto con un mate a escuchar la bienvenida de las organizadoras y sentir, desde el minuto uno, que todas las mujeres que estaban alrededor tuyo compartían, por lo menos, un mismo sentimiento: el de querer organizarse y decirle basta al patriarcado y al machismo. A la tarde fuimos a un taller de Mujer y Sexualidades. Creo que fue una de las pocas veces que me animé a hablar frente a un grupo de desconocidas sobre temas que yo consideraba tan personales. La horizontalidad con que se trabajan las anécdotas, dudas y conocimientos de cada una me pareció una idea increíble que te permite abrirte a las demás. Lo que se genera en esos espacios te llena de energía y fuerzas para luchar porque la apertura es de muchas a muchas. Conocí mujeres deconstruidas que hoy son mi ejemplo a seguir. Desnaturalizar lo que es hegemónico sobre nuestros cuerpos, conocernos para organizarnos y abrazarnos como hermanas en esta lucha fue lo más importante que me quedo del taller.
Ahora que llegué y trato de transmitirlo a demás personas que no entienden del movimiento feminista ni el encuentro, me topo nuevamente con una realidad que a veces resulta frustrante. El patriarcado domina muchos detalles de nuestra vida cotidiana resultando en que la mayoría piense al feminismo como lo opuesto al machismo, haciendo complicado explicarle al otro que lo buscamos es la igualdad de género que hoy no sólo no existe, sino que tampoco se pretende fuera de estos espacios. Pero el ENM es algo que te reactiva, que te hace darte cuenta que 70.000 mujeres y más, están con vos. El concepto de sororidad es la marca con la que me fui de Chaco, no sólo en la atención y comprensión que había en los talleres cuando cada una hablaba, sino también en la marcha donde, aunque éramos sólo dos, nos sentimos cuidadas e incluidas por las demás compañeras. Por eso para mí, a partir de ahora, todos los Octubres tendrán una fecha reservada de viaje al Encuentro Nacional de Mujeres.