Más de mil mujeres, travestis, trans y lesbianas se encuentran los viernes de febrero y marzo para darle forma a la enorme movilización que se convocará el próximo #8M. Entre las vías, un pastizal que se abre en medio de la ciudad, una vieja estación de madera añosa, un galpón que retumba estallidos de aplausos. La cita semanal es a las 17 hs en la sede de la Mutual Sentimiento, en el barrio de Chacarita. Ahí se gesta el Paro Internacional de Mujeres que se vivirá en la Ciudad de Buenos Aires. Se oyen, se miran, están atentas a cada cosa que se dice y se propone. Más de 160 oradoras engrosan la lista que ordena cada jornada, se escuchan unas a otras para conciliar un documento unificado. Con ojos empastados y las palmas ardidas de los golpes, se reciben las palabras que siempre quisieron decir o escuchar, al fin suenan contundentes al micrófono. Las historias tienen siempre el mismo victimario: la violencia machista.
"Exterminio sistemático de un grupo social". Con aproximadamente 30 femicidios por mes, los índices de un año a otro oscilan entre 18 y 30 horas entre una menos y la siguiente. Empezamos a contar ¿Desde cuándo? ¿La antigua Grecia, Salem, 1810 o los últimos 30 años de democracia? Desde donde sea son millones las muertas en manos del poder, el abuso o el abandono patriarcal. Los métodos van desde empalamientos hasta precarización extrema, razzias policiales, pauperización, invisibilización y un sinfín crudo e inagotable.
Si, decilo, genocidio se llama. La pelea es también por las vivas, no existe resignación posible para un movimiento que no sólo busca "que no nos maten", sino que enseña a construir diferente, enseña política feminista.
Una práctica en donde el cuerpo es el asambleario. Donde la puja por un poder individual se sabe rancia y no gana la que grita más fuerte tapando a las otras. "Queremos un feminismo del 99%, con todas adentro. Donde estén todas las cuerpas representadas. La exclusión tiene que ser para el patriarcado y la violencia" sostiene Georgina Orellano, secretaria general de AMMAR al cierre de su intervención en la asamblea.
Construir poder colectivo, popular, organizado y una lucha unificada en pos de los derechos sociales, políticos, laborales y sexuales. Una práctica de esta talla, sin perder la ternura jamás, es la política feminista. El gremio más grande del país, el único que en los últimos años sí pudo, llegado marzo, ponerle fecha y hacer paro. Y lo sigue haciendo.
"Necesitamos que ésta vez el paro sea efectivo, compañeras" "Las centrales obreras del país tienen que adherir al paro como tal, ya no basta acompañar" Se repiten una y otra vez estas mociones en todas las intervenciones "Cada sindicato tiene que comprometerse y oírnos".
Toman la palabra las trabajadoras despedidas del INTI, INTA, y del Hospital Posadas acercan las últimas novedades. Hasta el momento se contabilizan 60 despedidxs en el Hospital Posadas, 250 en el INTI, INTA y SENASA, la mayoría jefas de hogar.
"El recorte no es más que disciplinamiento social, quieren un país para ricos, una sociedad de blancos. Por eso compañeras, lo que hay que combatir ante todo, es el racismo" Se siente al caminar hacia las periferias para entrar en el dominio de mates, tuppers y hamacas. "Debemos ser un único puño enfrentando el gobierno de Macri". Suenan las voces con el mismo brío de las 17 hs a las 21 hs. Y con la misma furia, se aplaude.
Las despedidas, las flexibilizadas, las despojadas de aportes previsionales, asignaciones y pensiones, las madres solteras perseguidas por la injusticia del presentismo, las travas arrojadas a la prostitución, la lesbiana discriminada por su look chonga, la sindicalista que soporta invisibilización permanente y la que limpia en cada casa que nunca trabaja, más bien "ayuda". Trabajadoras: Ellas pagan la deuda, Ellas pagan el ajuste, los tarifazos y organizan la economía familiar para "tirar" hasta fin de mes.
Por eso, durante este #8M la figura que emerge es la de las trabajadoras, que no hablan de este 8 de marzo como un día de celebración por su condición de mujeres, sino como un día de lucha para que se reconozcan derechos y se eliminen los privilegios cisexistas."Si nuestras vidas no valen, produzcan sin nosotras" es una de las consignas del #8M que más resuenan.
Lx Negrx Montenegro, persona trans no binaria, activista lesbiana parte de la Asamblea Lésbica Permanente (ALP), fue una de lxs primerxs oradorxs y arenga: "Hay compañeras que nos siguen dando la bienvenida al movimiento de mujeres a las personas trans, travestis, y no binaries, porque recién se enteran que estamos ahí pero lo estamos desde hace rato". Y hace efectivo el mismo reclamo que la ALP propuso a la asamblea: "Necesitamos el pronunciamiento por parte del movimiento feminista contra la avanzada de un feminismo radical y biologicista que persigue personas trans, travesti. Basta de policiarnos los cuerpos. Queremos una 8M transfeminista".
Hablar de paro de mujeres no alcanza. No es sólo un "paro de mujeres" porque existimos y resistimos en conjunto una infinidad de identidades. Es mucho más que eso, es una huelga general, una huelga furiosa al patriarcado. Una huelga que no sólo toma el espacio público y laboral, también el espacio íntimo: la calle y la cama. Un atentado transfeminista a los sistemas que nos violentan a todas y a todes. No es biológico, es político.
Este 8 de Marzo, en Plaza Congreso, con un documento unificado y extensas propuestas trabajadas en asambleas multitudinarias, en unidad, empoderadas, y ante todo aliadas nos encontraremos.
Quizás si sea éste el brazo armado del feminismo: armado de dignidad.