Al pan, pan y Albino, vino

Escribe Lx Negrx (Activista Trans No Binarix)
Fotos: Natalia Bordesio y Paula Lobariñas

Van terminando las exposiciones en el Senado que debate la media sanción del 14 de junio del proyecto que legaliza el aborto. Y al parecer no fueron suficientes, ni contundentes las 738 intervenciones que pasaron por Diputados previas a la votación. Resulta absurdo volver a escuchar argumentos fundamentalistas, ofensivos y hasta peligrosos de los sectores que históricamente se opusieron a las luchas feministas y del colectivo LGBTI. 

 

Con la necesidad de expresar y el deseo de que se apruebe la ley, creo que es fundamental analizar, especialmente hacia adentro de los feminismos, lo que estas audiencias dejaron. Cuando un derecho entra en debate, no sólo discutimos el derecho en sí, también quienes son su objeto y es, en ese punto, donde lxs sujetxs del derecho toman forma. Ejemplos históricos sobran. Los movimientos feministas peleaban por el voto a principios de siglo XX no sólo por la igualdad ante la ley o para elegir representantes; sino que allí se definía quienes eran las mujeres que podían ejercer ese derecho a votar y quienes no. Así es que no votaban, ni lo hacen hoy, todas las mujeres. Un ejemplo más contemporáneo es la ley de "matrimonio igualitario". También fueron semanas enteras de debate del que participaron más personas heterosexuales opinando sobre los derechos de personas homosexuales que lxs mismos interesadxs. Finalmente, lo que dejó en evidencia es que se trataba de un derecho para algunxs homosexual, aquellxs que viven y convaliden los vínculos sexo-afectivos que reproducen lógicas y formas heterocispatriarcales, entre ellos, la monogamia.

 

Ahora, es llamativo cómo personas sin capacidad de gestar participan tan activamente de los debates por el derecho al aborto. Deberían, a estas alturas del partido, haber entendido por lo menos, que es un tanto falto de ética que opresorxs opinen sobre oprimidxs. Que personas sin útero sigan asignándonos el lugar de incubadoras y que lxs feministas sigamos hablando sólo de mujeres en esta lucha. Un dato incontrastable es que en Diputados se escuchó a más de 200 varones cis exponerse sobre el aborto y solamente dos varones trans, varones con capacidad de gestar, pudieron expresar su posición. Y más claro resulta la ausencia de persona trans entre lxs primeros 121 expositorxs - muchos deplorables como Abel Albino, que expusieron en ambas cámaras - que ya hablaron en el Senado. 

 

Otro dato irrefutable es que en Diputados sólo el 15% de lxs expositorxs nombraron explícitamente (es decir, con voluntad política) a los "cuerpos o personas con capacidad de gestar" como sujetxs de esta lucha y que apenas un 16% lo hizo en Senadores. Parece, entonces que, en la construcción de discurso hegemónico, lxs sujetxs de derechos, sigue centrado sólo en mujeres que abortan. Podemos inferir siguiendo esta línea, que con esta misma lógica heterocisexista, si abortan es porque tienen sexo con varones. Algo tan falaz como que un preservativo no sirve para protegernos de las infecciones de transmisión sexual. 

 

Lo que sin dudas sobrevoló el debate en ambas cámaras es el discurso esencialista y biologicista en propios y ajenos. Lo que se intentó perpetuar desde esos estrados es al sexo escindido del goce y sólo pensado y problematizado en torno a la reproducción o no. Queda en evidencia que, tras luchas como: matrimonio igualitario, identidad de género o fertilización asistida, todas conquistas de los últimos 10 años, los colectivos LGBTI seguimos borrados de toda realidad posible. Seguimos fuera de los discursos, de las prácticas y de la historia de nuestras luchas. 

 

Cabe preguntarse, entonces, si el debate por el aborto es también sobre la autonomía de los cuerpos, por qué pocxs piensen como precedente legal e histórico la ley de identidad de género, de las pocas que legislas con tanta claridad sobre autonomía corporal y roles socialmente asignados.

 

Con su paso por el Senado, Abel Albino dejó a la prensa saturada de controversias por sus dichos. Circularon repudios y declaraciones por todos medios, y bien que así fuera. Pero quizás debiéramos preguntarnos, con honestidad política e intelectual, si no es un tanto albinista, por ejemplo, que el 56% de los expositores del Senado hayan sido varones cis. Si no es igual de violento, que fueran la mayoría de ellos opositores al proyecto de Aborto Legal. Y si no es igual de nefasto que ni un tipo trans haya llevado nuestras voces, la de lxs borradxs por la historia, hasta ese recinto.

 

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