La mística está puesta sobre la escena: un palio, un libro y un Collie para ganar las elecciones. Cada vez que toca Cristina "Sinceramente" llena estadios y la gente sale, con alegría militante, a bailar a la calle inesperadamente ¿Cual es el nuevo paradigma de la política?
Por: Lía Ghara
La "campaña loca del 2019" generó avalancha de crónicas y críticas, analistas cool poniéndose a tono que atan cabos entre austeridad, situación crítica de la economía y la necesidad de salir a las calles a manifestarnos alegremente buscando esa pizca de empatía en le otre. Notas que lo enuncian como "fenómeno" y relatan la "novedad" de aquello que como patrón invisibilizan.
Ni "jóvenes creativos" ni "focus groupies".
Comienza en Marsha P Johnson bailando en Stonewall Inn, para hilarse con Lohana Berkins gritando ¡Con la Virgen no marika! Diana Sacayán secreteando risueña con Cristina Fernández de Kirchner al entregarle su DNI, incluso Marian Gomez condenada por besar a su esposa durante el macrismo y Jáuregui que reafirma desde la historia: el orgullo es la respuesta política. Si estos nombres no te resuenan googlealos y desarmemos juntes ese "¿Qué tienen que ver?" para reconstruir los hilos de este -Populismo Rosa- que hoy nos copta.
Con los resultados electorales que arrojaron las P.A.S.O.se cristalizó con fuerza un proceso que ya se venía dando. Por un lado el de la apropiación de la campaña por parte de cada unx de lxs que sienten que ya no se puede más y por otro lado la evidente decadencia del neoliberalismo tanto en sus medidas como en su discurso. Entre lluvias de inversiones que no precipitaron y caricias significativas se diluye la revolución del marketing que resultó en desocupación de dos cifras y uno de cada dos niños argentinos considerados oficialmente pobres. Podríamos denominar este proceso macrista como la era de la crueldad.
Las primarias abiertas resultaron también una gran oportunidad para -sacar del closet- y hacer públicas y masivas otras formas de militancia con lógicas opuestas a las tradicionales.
Lógicas de la sensibilidad. #SiVosQueres no es huérfano, ni un "fenómeno" que pasa y se va. Es la necesidad de humanizar, ampliar y empatizar con otres, de conectar con el goce como herramienta de lucha ante el desánimo generalizado y de plantar los cuerpos en el espacio público: es lógica de militancia feminista y LGBTIQ puesta a disposición de disputar las elecciones nacionales. Indivisibles del hecho político de un millón de pibas en las afueras del Congreso o de los 27 años de Marchas del Orgullo. Una lógica e historicidad de ciertos cuerpos que saben a fuerza de palos lo que es la resistencia amorosa.
"Evita el Macrismo" con sus cien Evas itinerantes por Buenos Aires, Evas travas, Evas gordas, Evas niñas y mayores, Evitas tortilleras cantando "patria justa y soberana, feminista y popular". El Voguing por los DDHH que tomó Avenida de Mayo el pasado 24 de Marzo oponiéndole al dolor y bronca de la ausencia, presencia de cuerpos dragueados que resisten y luchan, también bailando. Las redes repletas de videomemes o Pics como los de Tutanka, o Kirchneristyle que la retrata a Cristina como fashion idol y pone a bailar a sus candidates. Para concluir con la banda que pone ritmo de cumbia y letra con consentimiento feminista: "Si vos querés" te dice Sudor Marika.
Separar al artista de su obra es la discusión más jurásica del arte, separar la voz del outfit, desagregar la esencia de la moral o pensar que nada tiene que ver tal o cual pieza con una coyuntura territorial. Todo aquello que discutimos cuando pensamos ética y estética de las cosas es lo que se pone en juego y nos deja de cara al peligro de pensar que este movimiento surge porque sí, de un actor anónimo, de un ataque de expresividad de la clase media que justo se cruzó una buena cumbia en la calle y decidió bailar para sacar a Larreta.
Por fuera de la caracterización que académicos pakis puedan hacer, lo que no sienta para nada es el mote que intenta vaciar de potencia al nombrarlo "colectivo inorgánico y heterogéneo" que solo hace memes y temas pegadizos. Lamento pero no.
Si, nos encanta bailar.
Inventamos espacios de contención, escribimos letras que disputan formas de amar, pero ante todo creemos profundamente en la políticay la organización como herramienta para cambiar absolutamente todos los mundos posibles sin miedo a los nombres propios. No solo para decir lo que ya fue, sino para decir -FFuturo- de manera orgánica y llena de convicciones, lo cual hoy tiene un solo nombre: Frente de todes.
Atenta al fetiche mansplanero de explicarnos quiénes somos (colectivo inorgánico - focus groupies- jóvenes creativos) , diría que esto más bien es una red de resilientes, quizás utópicos, que piensan que el patriarcado es tan o más dañino que el neoliberalismo. Esta red de compañeres es desde el 10 de diciembre del 2015 el caldo de cultivo, la cocina de lo que ahora se transforma en campaña.
¿Por qué? Porque se agotó para todes el sistema de la crueldad y la exclusión, un sistema que para nosotres se había acabado mucho antes: cuando te expulsaron de tu casa por marika, te echaron del trabajo por torta o te llevaron presa por portación de cara. Justamente fueron las travestis y trans quienes inventaron la ternura para paliar la tristeza de la exclusión. Recursos que ahora, obsequian y abrazan en esta campaña "sensible" que disputa neoliberalismo y patriarcado.
Está ya expresa y sobre la mesa la potencia política de la fiesta, pero ante todo la potencia política de un colectivo que entiende que la política es una fiesta. Es nuestra fiesta, y sabemos cómo porque a la fiesta la inventamos hace rato también con el mismo objetivo: ganar nuestras elecciones.