Por Marico Carmona
La performer serbia Marina Abramovic presentó en los '70 "RHYTHM 0". Allí invitaba al público a hacer lo que quisieran con su cuerpo en un lapso de seis horas. Adoptó un rol pasivo y la performance no debía ser interrumpida bajo ninguna circunstancia una vez iniciada. La artista asumía la plena responsabilidad de cuanto pudiera sucederle en el transcurso de esas seis horas. Mientras, la audiencia era invitada a utilizar cualquiera de los 72 objetos que ella había dispuesto sobre una mesa, seleccionados de manera deliberada para proporcionar placer o administrar dolor.
Según los registros, durante las primeras tres horas la audiencia fue cordial y amistosa, pero llegando hacia el final el público registró un vuelco significativo y sus acciones se tornaron cada vez más violentas.
Una persona efectuó un corte sobre su cuello y procedió a beber la sangre que emanaba de la herida. Otra, escribió "END" en su frente con lápiz de labio. También dispusieron su cuerpo en la mesa con las piernas abiertas y ubicaron un cuchillo entre ellas. Cargaron el revólver y lo pusieron en su mano con el cañón dirigido hacia su cuello. Esta última acción suscitó el enfrentamiento entre dos facciones del público, la conformada por quienes querían protegerla y quienes querían perpetuar estos abusos "en nombre del arte".
Abramovic fue desnudada por completo, cortada su ropa con tijeras.
Una persona intervino para secarle las lágrimas.
Pasadas las seis horas, la artista abandonó su rol pasivo e intento aproximarse a su público, el cual huyó despavorido de la sala.
El pasado viernes 8 de noviembre, en el marco del cumpleaños número 11 del CC.Matienzo, @Fioreya420 se expuso durante 60 minutos bajo la consigna "COMETE ESTA TORTA" con el mismo objetivo.
La ubicación elegida fue en "el paso" que hay entre la escalera que conduce al patio y la que lleva a la terraza, le artista se apostó de pie frente a la audiencia. A sus costados había sillas y carteles con consignas claras:
"LA AUDIENCIA PODRÁ INTERVENIR A COMER, BESAR, CHAPAR, DEGUSTAR, PROBAR, ETC"
A los pocos minutos comenzaron las interacciones. El primero fue un hombre cis. Leyó la consigna, sonrió e intervino besando a le performer. Dos personas observaban y comentaban la performance parades a un costado. Una chica se acercó, le acarició la cara. Le observó por un rato largo y sonrió. Le performer mantenía siempre la vista fija y una actitud quieta. En el caso de que alguien le besara, se prestaba y movía en pos de eso y lo mismo con los intercambios de miradas. Pasaban grupos de personas que miraban y comentaban "está loca", pero no se detenían.
Una chica le dio un beso en el hombro, otro en la espalda y otro en el otro hombro. Le movió las manos y luego puso su cuerpo de costado en una posición un tanto incomoda mirando hacia la pared. Mientras tanto otra chica filmaba.
Otras personas sacaban fotos.
Una persona le dijo "no puedo tolerar que estés más tiempo parada, te voy a sentar" y procedió a sentarle.
Las personas que estaban desde el principio observando agradecieron la acción.
Otra persona registró que le performer había quedado lejos de los carteles y le acercó hacia ellos.
Otra chica pasó y abrazó a le performer con empatía.
Dos hombres cis se acercaron, se rieron y uno de ellos comenzó chapar con le performer. Con una intención ya no risueña e inocente (como había sucedido en el primero de los chapes) sino romantizada, como si el contexto no fuera el de una performance.
"waw, no se movió desde la última vez que pasé"
Los hombres cis que habían besado a le performer empezaron a merodear el espacio observando, no tanto a le artista sino más bien al contexto y si había o no, gente a su alrededor. Uno de ellos volvió a besarle.
Otras personas le ofrecieron birra.
Uno de los hombres cis, el de las románticas intenciones, volvió a besarle y tocarle el pecho. Bajó la mano tocando su cuerpo y, escarbando el pantalón y la bombacha, comenzó a tocarle la concha.
Una persona intervino para decir que era raro. El hombre continuó unos segundos y luego se fue. La persona que intervino se quedó unos segundos más y también se fue.
Tres personas comentaban entre ellas "¡pasen y chápenla! ¡Es la idea de la performance!". También le convidaron unas pitadas de un cigarrillo.
El mismo hombre cis que le había tocado la concha colocó una silla dándole la espalda a le performer, que en esta instancia estaba llorando, y comenzó a observar si venía o no gente durante un rato, como si estuviera esperando a que no haya nadie.
Siempre había gente pasando y observando por lo que el hombre cis se fue.
Una persona se acercó y observó a le performer llorar durante unos minutos.
Se acercó la organización a avisar que el tiempo de la performance había concluido, luego se fueron y el chico que había estado anhelando otro momento en soledad con le performer, apareció repentinamente y se arrimó directo hacia le artista. Fioreya, finalizando la acción abandonó su rol pasivo y se puso de pie, el hombre cis huyó despavorido.
Fueron varias las diferencias entre la performance de Marina Abramovic y la de Fioreya, una de las más cruciales es que Fioreya, al encontrarse en medio del paso de un espacio cultural, no dispuso de un público constante durante toda la performance. La interacción era más bien de gente que pasaba con algunas excepciones de personas que se detenían por un rato. No había une cuidadore o persona de seguridad como en la performance de Marina Abramovic. De hecho, por momentos le artista se encontraba solamente con un hombre cis que quería manosearla y que, justamente, esperaba atento a que esa "intimidad" se volviera a generar, por más de que fuera en el medio de un pasillo.
¿Cuáles son los límites de la sociedad cuando una persona se presta indefensa y vulnerable a que la manipulen en un margen de tiempo? ¿Basta con un contexto performático para que el accionar violento se justifique?
Si no se te impide nada ¿qué sos capaz de hacer?
Marina, después de realizar la performance, dijo:
"odio el dolor, y no tengo el más mínimo interés en morirme"
"Esta obra revela algo terrible sobre la humanidad. Muestra qué tan rápido una persona puede hacer daño en circunstancias favorables. Muestra lo fácil que es deshumanizar a una persona que no lucha, que no se defiende. Muestra que, si se les proporciona el escenario, la mayoría de las personas "normales", al parecer, pueden llegar a ser verdaderamente violentas"
Fioreya afirmó que estaba muy sorprendide con la rapidez del público para deshumanizarle.
Por Marico Carmona